En un mundo empresarial tan competitivo ganar un hueco en la mente del consumidor es una tarea que se vuelve muy complicada a pesar de ser vital. El branding es una de las claves para atraer y retener a los clientes. En el corazón de la estrategia de marketing de cualquier negocio debería estar presente esta parte puesto que puede ser de gran ayuda. Por ese motivo, vamos a explicarte en qué consiste la imagen de marca y cómo se puede trabajar.
· ¿Por qué hacer branding?
Trabajar la marca es algo vital en cualquier negocio. Hay que tener en cuenta que los usuarios tendrán una percepción sobre nosotros, no solo es válido lo que pensemos desde el interior. La imagen externa es lo que representará al negocio. La identidad será lo que diferencie a la empresa de los competidores. Gracias a ella, los consumidores te reconocerán fácilmente y te asociarán a unos valores y estándares.
El branding no es algo específico que se trabaje solo desde un ámbito. Este incorpora varios factores que lo convierten en un concepto complejo. Más allá de poner un nombre con gancho y un logotipo atractivo, hay que crear una cultura dentro de la compañía. Ya que, por ejemplo, podríamos usar una letra y colores muy llamativos para atraer a un público joven pero, si después el trato con los usuarios es frío y lejano, entraremos en una contradicción en la cual pesarán más las acciones que las apariencias.
· Conoce a tu público objetivo o cliente ideal
Todo proyecto de comunicación tiene un objetivo: llegar de forma efectiva a un target. Por ese motivo, es importante conocer el perfil de la audiencia (lo comúnmente conocido como buyer-persona). Este es el punto de partida para la estrategia ya que habrá que basarlo en quiénes son aquellos a los que debe llegar mi producto. Conocer al cliente implica saber sus preferencias, necesidades, idioma, edad… Pregúntate qué le gusta, con qué valores se identifica, cuáles son sus hábitos de consumo, en qué redes sociales se encuentra… De esta forma nos adaptaremos lo máximo posible.
Además de los estudios preliminares sobre el propio usuario también es recomendable analizar las debilidades y fortalezas de la marca frente a los competidores (DAFO).
· Define las bases de tu cultura empresarial
Tal y como hemos mencionado antes, el posicionamiento en la mente del consumidor no solo se consigue diciendo «esta es mi compañía». Las acciones son más efectivas que las palabras aunque ambas deben ir de la mano.
Pongamos un ejemplo. En la estrategia de comunicación dedico un apartado a transmitir que mi marca cuida muy bien al cliente. Sin embargo, mis apartados de contacto están ocultos en la web, los tiempos de respuesta son muy largos y la resolución frente a los problemas es poco efectiva. Independientemente del mensaje que se lance, se estará demostrando lo contrario y, al final, la imagen que quedará será la que demuestre.
Por tanto, el branding pasa por crear una cultura empresarial donde los empleados puedan transmitir los valores con sus acciones. Para ello, hay que definir muy bien el lenguaje con el que se hablará con el cliente, cómo deben ser nuestros tiempos de respuesta, la guía de estilo de los contenidos, cómo se responderá frente a situaciones problemáticas o de crisis… Y, por supuesto, todos los trabajadores deben estar implicados en ello.
· Crea una identidad visual acorde a tu imagen
La identidad visual define cómo es la imagen que se quiere transmitir, tal y como hemos comentado antes. La marca no solo debe demostrar que tiene unos determinados valores sino que debe comunicarlos de manera directa o indirecta.
Esto será lo primero que verá un cliente interesado en la compañía. Hay que causar una primera impresión acorde al usuario. Por ello, hay que trabajar correctamente el nombre, colores, logotipo, eslogan… Ya que la persona debe sentirse identificada de alguna manera con la empresa. Y esto debe ser consistente en todos los materiales de comunicación. De nada sirve que el letrero de un despacho de abogados juegue con colores azules si, después, cuando haga contenido en redes utiliza el rojo y el amarillo, por ejemplo.
Para difundir la imagen de marca los regalos publicitarios son más efectivos que los anuncios de televisión, por ejemplo. Estos pueden ir mejor segmentados y destinados a aquellas personas que realmente puedan ser de su interés. A parte, luego serán terceros los que verán el logotipo en estos objetos, aumentando así la exposición de la marca y convirtiendo a estos usuarios en embajadores de la misma. Hay una gran variedad de merchandising: bolsas, lápices, bolígrafos, llaveros, maletines, tazas, camisetas, USB, gorras… Además, hacer un detalle muestra la intención de la organización de cuidar a su público.
· Genera contenido de calidad
O, dicho de otra forma, ¿Cómo puedo ayudar a mi target? No se trata de comunicar tus novedades y ofertas constantemente, eso puede generar un interés puntual. Se trata de crear posts con temas clave que interesen a los usuarios. Hay que responder a sus necesidades y proporcionarle soluciones a los problemas que tengan y que estén relacionados con la empresa.
En conclusión, trabajar la imagen de marca implica una visión 360º sobre la compañía. Además, no es una acción puntual que se realiza haciendo un regalo promocional o con un post en Instagram: es algo que debe trabajarse día a día y en lo cual deben estar implicados todos y cada uno de los miembros del equipo. Asimismo, acciones y comunicación deben ir juntas de la mano para no confundir al usuario y, sobre todo, para demostrar que realmente se cuentan con unos determinados estándares.
¿Cómo trabaja el branding tu compañía? ¿Hay algún factor o acción puntual que te gustaría destacar? Te leemos en comentarios.